Los investigadores de Fundación MERI, Dr. Gustavo Chiang y Dr. Winfred Espejo, presentaron sus investigaciones colaborativas, ante los 1.500 asistentes que participaron en SETAC Helsinki, este 29 de mayo.
Entre el 26 y el 30 de mayo, se está desarrollando el Europe 29th Annual Meeting en Helsinki, Finlandia, convocado por SETAC (Society of Environmental Toxicology and Chemistry) una organización mundial compuesta por más de 6.000 personas e instituciones de 100 países, dedicada a la ciencia y el medio ambiente.
Durante este evento, el cual contó con más de 1.500 asistentes, el director científico de Fundación MERI, Gustavo Chiang, presentó su poster sobre “Posibles fuentes y dinámicas tróficas de múltiples trazas metálicas en las redes alimentarias costeras de la Patagonia y la Antártida” junto a Winfred Espejo, Doctor en Ciencias Ambientales quien realizó una presentación sobre “Biomagnificación del tantalio a través de diversas redes alimentarias acuáticas” en la jornada de #ScienceSETAC.
Las trazas metálicas son pequeñas cantidades de metal presentes en el tejido y las células de animales y plantas. Éstas pueden llegar de forma natural o por los desechos industriales y cuando se encuentran grandes cantidades es peligroso, ya que representa una mayor contaminación en el ambiente.
Chiang y Espejo, junto a colaboradores nacionales como internacionales, investigaron las prístinas costas de la Antártica y la Patagonia, las que son muy variadas y complejas respecto a sus redes alimentarias. Sin embargo, para los investigadores, aún falta información sobre el destino de las trazas metálicas y sus efectos en esas regiones.
Al comparar los antecedentes geológicos, los investigadores se percataron de que gran parte del plomo bioacumulado en la red alimentaria patagónica y antártica presenta un origen humano.
No solamente se ha encontrado plomo, también se encontraron trazas metálicas utilizadas por la industria y explotadas lejos de esta zona. Uno de ellos es el tantalio, elemento crítico para la tecnología, del cual se desconoce prácticamente su destino y posibles efectos en la vida silvestre.
Toda esta información tiene importantes implicaciones para fines regulatorios, ya que la Patagonia y la Antártica no son regiones con desarrollo industrial. Al mismo tiempo, son cruciales para entender procesos biogeológico en áreas prístinas y evaluar sus posibles impactos en la vida silvestre.