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Fundación MERI se suma a científicos de todo el mundo que reclaman protección internacional de cetáceos

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Más de 300 investigadores especialistas en cetáceos de 40 países –incluido Chile- firmaron recientemente una carta dirigida a los responsables políticos de todo el mundo para manifestar su preocupación por la pérdida de especies,  particularmente, las poblaciones de cetáceos. Comentan que el problema ha alcanzado “un punto crítico” y llaman a las autoridades a tomar acciones concretas para evitar su extinción.

Para sumarse a esta campaña, revisa el documento en este link y revisa las indicaciones en los comentarios, en este link.

En el mundo existen más de 90 especies de cetáceos (ballenas, delfines y marsopas). De ellas más de la mitad se encuentra en un estado de conservación preocupante, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por este motivo un grupo de más de 300 científicos de 40 países –incluido Chile- hicieron llegar recientemente una carta a las autoridades políticas de países de todo el mundo para reclamar mayor protección a los cetáceos.

En el documento, los especialistas firmantes comentan que el problema “ha llegado a un punto crítico” reflejado en la falta de acciones concretas para abordar las amenazas que afectan a los cetáceos y sus hábitats, cada vez más  “transitados, contaminados, sobreexplotados y dominados por los seres humanos”, algo que -de acuerdo a los investigadores- de no abordarse de forma urgente, uno a uno “serán declarados extintos en poco tiempo”.

Los investigadores señalan que incluso las grandes ballenas no están seguras y como ejemplo mencionan la reciente clasificación “En Peligro Crítico” de la ballena franca del Atlántico Norte, Eubalaena glacialis, por parte de la UICN.

Este hecho, explican, revela el fracaso de los países -en cuyas aguas se encuentra esta especie- para protegerla de “su crítico declive” y agregan que en el mundo solo quedan algunos cientos de individuos y que de no tomarse medidas pronto, la pérdida será inminente.

Así como este caso existen otros particularmente preocupantes como la vaquita (Phocoena sinus) del golfo de California en México, que está al borde de la extinción, con una cifra poblacional estimada de tan solo 10 individuos. En tanto, en 2017 el baiji (Lipotes vexillifer) fue clasificado por la UICN como “posiblemente extinto”, por lo que “hay pocas esperanzas”, comentan en el documento.

En el documento, los firmantes interpelan a los países con cetáceos en sus aguas a tomar medidas “precautorias” que permitan protegerlas adecuadamente de la actividad humana, “incluida la implementación de un monitoreo apropiado que disponga de todos los recursos necesarios”, refieren.

Asimismo, hacen un llamado a fortalecer los organismos internacionales relevantes en el cuidado de los cetáceos, como la Comisión Ballenera Internacional y la Convención para la Conservación de Especies Migratorias de Animales Silvestres.

Entre las principales amenazas que hoy afectan a los cetáceos se encuentran la contaminación química y acústica, la pérdida de hábitat y de presas, el cambio climático y las colisiones con embarcaciones.

El caso de Chile

Chile es uno de los países con mayor presencia de cetáceos. Aproximadamente 43 de las 90 especies conocidas en el mundo se encuentran en nuestro país al menos una vez al año.

El caso de la ballena franca austral es uno de los ejemplos de conservación más preocupantes. Su estado “En peligro crítico” -con una población estimada de alrededor de 50 individuos entre Chile y Perú- “ha llevado a las autoridades a prohibir que las personas se puedan acercar y solo pueden ser avistadas  desde tierra. De hecho, en el mes de agosto fueron avistados tres de estos individuos en la isla de Chiloé, lo cual causó gran revuelo y expectación entre los habitantes del archipiélago y los especialistas”, comenta Sonia Español-Jiménez, investigadora y líder del área de océanos de Fundación MERI.

Para proteger a los grandes cetáceos, Fundación MERI y el Ministerio de Medio Ambiente, están impulsando un proyecto piloto de alerta temprana en la zona de Patagonia Norte –una de las más pobladas por su riqueza en alimentos- conocido como Blue Boat Initiative- que permitirá, a través de boyas inteligentes, monitorear los recorridos de los cetáceos y alertar a los barcos sobre la presencia de estos mamíferos para evitar colisiones. Las primeras boyas serán instaladas a fin de año o principios del próximo.

“Las ballenas captan hasta 33 toneladas de dióxidos de carbono en su cuerpo a lo largo de su vida. Perder uno de estos individuos tiene repercusiones invaluables, no solo en el ámbito de la conservación, sino también en la mitigación y creación de resiliencia al cambio climático”, finaliza la investigadora.