¿Tinder para ballenas? Las ballenas jorobadas estarían utilizando la Patagonia como una zona de “cortejo” previo a la reproducción y no solo como un “comedor” o zona de alimentación, como se pensaba. Es probable que los machos utilicen esta región para presentarse a posibles candidatas para el apareo –casi como un “Tinder” para ballenas- y así, ser escogidos una vez que llegan a aguas más cálidas.
Esta es una de las conclusiones a las que llegó el equipo de investigadores de Fundación MERI –junto a científicos extranjeros pertenecientes a reconocidas instituciones internacionales como Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) y las universidades Stony Brooke, Nueva York, y Saint Andrews, Escocia- tras 5 años de estudios en terreno. Para corroborar esta hipótesis, este año se continuará en esta línea investigativa, instalando hidrófonos para captar y analizar los cantos de las ballenas.
Y hay más. Un segundo hallazgo se relaciona con que las ballenas azules no se alimentan igual de día y de noche. Su patrón de alimentación cambia al ocultarse el sol, subiendo de los 100 m a los 20 m de profundidad, siguiendo las migraciones diarias verticales del alimento del que dependen: el krill, que tiene el hábito nocturno de subir a la superficie, intentando escapar de sus depredadores. Esto expone a las ballenas a un mayor riesgo de colisionar con una embarcación, pues llegan a la superficie con la boca abierta para alimentarse, perdiendo capacidad de reacción.
Esta información resultó ser altamente relevante a la hora de desarrollar la primera normativa del país para regular la navegación de embarcaciones en la Patagonia Norte y así reducir el riesgo de colisiones con cetáceos, elaborada en conjunto por Fundación MERI y la Gobernación Marítima de Castro.
Un tercer hito derivado de las expediciones es la individualización de, a la fecha, casi 100 ballenas en la zona –entre azules y jorobadas- lo que permite asignarles en la práctica un verdadero “carnet de identidad” para hacerles seguimiento año a año y estudiar en qué condiciones se encuentran.
Estos hallazgos fueron compartidos por la Fundación Meri ad portas de iniciar la sexta edición de su expedición anual, cuyo objetivo es comprender el comportamiento de los cetáceos y la interacción tanto con su ecosistema, como con los factores ambientales que les afectan, entre ellos el cambio climático, para desarrollar planes de trabajo en los ámbitos de educación y conservación.
Expedición en dos etapas
Este año la travesía se dividirá en dos etapas; la primera, entre el 11 y el 17 de febrero, en que el equipo científico estudiará las columnas de agua en la zona comprendida entre los Golfos de Ancud y Corcovado. “A través de la medición de variables oceanográficas como densidad, temperatura, fluorescencia, conductividad y oxígeno, intentaremos comprender por qué las ballenas prefieren determinadas zonas y que parámetros influyen en sus elecciones”, explica el director científico de Fundación MERI, Gustavo Chiang.
La segunda etapa –que inicia el 18 de febrero, y que incluirá por primera vez los fiordos del Archipiélago de las Guaitecas, en los que confluyen ríos de agua dulce y salada- se enfocará en marcar a ballenas azules y jorobadas, estas últimas, por primera vez en el país usando DTAG o marcas no invasivas, lo que es un verdadero hito para la fundación y la ciencia en Chile. Estos dispositivos recopilan, entre otros datos, información de su desplazamiento en tres dimensiones y los sonidos que escuchan y emiten las ballenas jorobadas, para descifrar el “por qué” de su canto.
El retorno de la expedición, a fines de febrero, coincidirá con la inauguración de las nuevas oficinas de Fundación MERI en Castro, que le permitirán contar con una base de trabajo más cercana a su centro de investigación y conservación, la Reserva Elemental Melimoyu, incluida entre las siete áreas del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado.
Fuente: El Mostrador