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[El Mercurio] Conaf y Fundación MERI participan en nuevo censo de flamencos altoandinos

La Corporación Nacional Forestal (Conaf) y la Fundación MERI realizaron la semana pasada el censo estival de flamencos altoandinos en la Reserva Nacional Los Flamencos y sus sectores aledaños en la Región de Antofagasta.

La actividad tuvo como objetivo el desarrollo de investigación científica durante la temporada de reproducción de estas aves para levantar datos relevantes respecto a la composición de la población y determinar los sitios donde hay mayor presencia de estos individuos.

El trabajo en terreno se hizo entre el 30 de enero y el 4 de febrero pasado, donde los censistas visitaron lagunas y salares, sistemas hidrológicos donde históricamente habitan estas aves. Los principales lugares donde se realizó el trabajo fueron las rutas Alto Loa, Sico, Jama, Salar de Atacama y la zona de los géisers del Tatio, ecosistemas de alto valor donde se ubican los sitios de reproducción y alimentación que concentran a la población de flamencos, especies en categoría de «amenazadas», según el Ministerio de Medio Ambiente.

Los resultados del censo hecho este verano se entregarán luego de que sean consolidados por la institución. Como antecedente histórico, las cifras de Conaf de 2022 muestran que en la Reserva Los Flamencos y sus inmediaciones, hay 3.998 flamencos James; 3.326 andinos y 243 chilenos. En la macrozona norte de Chile, habitan 39.535 de estas aves.

Dominique Durand, encargada de proyectos especiales de la Fundación MERI, explicó que «las lagunas hipersalinas como objeto de conservación son ecosistemas a proteger, siendo el flamenco un importante barómetro de su salud. La colaboración con Conaf en el censo durante el periodo de reproductivo de los flamencos nos ha permitido levantar un importante trabajo de campo para fortalecer nuestro programa de educación ambiental».

Al respecto, Anita María Huichaman, directora de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) de la Región de Antofagasta, explicó que los guardaparques y voluntarios que hacen el censo utilizan «equipos ópticos de buena resolución, ya que se deben identificar y contabilizar las tres especies existentes. Se utilizan binoculares para distancias cortas en lagunas pequeñas y monoculares para largas distancias y grandes grupos de flamencos o bien dispersos en toda el área de la laguna». Así, se realiza un conteo directo general y por especie, datos que deben coincidir para posteriormente agregar la información a la base de datos general.

La Fundación MERI promueve la investigación científica y la educación ambiental para la mitigación del cambio climático generando planes de conservación en distintos territorios. En ese contexto, las lagunas hipersalinas constituyen ecosistemas que deben ser protegidos por ser hábitat de los flamencos, especies que aún falta por conocer y par ello, los censos son clave para conocer su estado actual, sus amenazas y proponer acciones para su conservación.

Población de flamencos

En Chile habitan tres de las seis especies de flamenco existentes en el mundo; de James, chileno y andino. Se alimentan y reproducen en los salares del norte del país bajo la constante amenaza e impacto negativo en la biodiversidad de la zona por la actividad extractiva del litio, el cambio climático y el turismo no regulado.

Los tres flamencos que habitan en Chile se alimentan, reproducen y encuentran refugio en los salares, lagos y lagunas andinas. Estos lugares están rodeados de montañas y las temperaturas son extremas.

Los flamencos están adaptados a ese clima, sus plumas son el aislante perfecto para soportar esos cambios bruscos de temperatura entre día y noche.

Las lagunas altoandinas son más profundas y no tienen una concentración de sales tan elevada en comparación a los salares y la biodiversidad de plantas y aves es mayor.

Anidación y crianza

La pareja de flamencos construye un nido de barro con una característica forma de volcán. La hembra pone un solo huevo y luego de 30 días eclosiona el polluelo. Luego de que las crías rompen el cascarón, están alrededor de dos semanas en el nido de barro, y cuando son lo suficientemente fuertes se reúnen con las demás crías en grupos enormes, formando «guarderías».

Los flamencos alimentan a las crías con leche de buche, mezcla semidigerida de microalgas e invertebrados, que forman una sustancia líquida de color rojo parecido a la sangre.

Amenazas

Una de las principales amenazas para estas aves es la minería de litio, mineral que está en los salares donde los flamencos se reproducen, alimentan y crían a sus polluelos. Una tonelada de litio implica extraer 400 mil litros de agua, lo cual genera el aumento de las concentraciones de sales, alterando las poblaciones de microalgas y microcrustáceos, que son la base de la alimentación de los flamencos. Esto provoca que las aves migren en búsqueda de alimento en otros hábitats, provocando un desequilibrio en el ecosistema.

Otra amenaza importante en el norte es el turismo no regulado, es decir, visitas turísticas sin respetar distancias de avistamiento, el acoso a las aves y polluelos con prácticas irrespetuosas para hacerlos volar (como arrojar piedras), entre otras malas prácticas.

Además, el riesgo de mascotas que deambulan sin supervisión que viven en los ecosistemas sin depender de un humano, como los perros y gatos asilvestrados. Por ejemplo, en el norte, los perros de vida libre y asilvestrados pueden atacar a los flamencos y a sus polluelos, y transmitir enfermedades.

«Se utilizan binoculares para distancias cortas en lagunas pequeñas y monoculares para largas distancias y grandes grupos de flamencos o bien dispersos».

Anita María Huichaman, Directora regional Conaf

«La colaboración con Conaf en el censo durante el periodo de reproductivo de los flamencos nos ha permitido levantar un importante trabajo de campo».

Dominique Durand, Fundación MERI

Fuente: El Mercurio

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