La Ranita de Darwin es un pequeño anfibio que mide entre 2 y 3 centímetros, es una especie endémica de Chile, es decir que habita solo en el país, aunque se han encontrado algunos ejemplares en Argentina.
Lo que ha hecho famosa a esta especie no es su pequeño tamaño, , sino que se destaca por un comportamiento único, nunca registrado en otra especie de anfibios, y esta es su extraña forma de incubación llamada Neomelia. Este proceso consiste en que el macho, una vez eclosionado los huevos, toma la responsabilidad de los renacuajos, alojándolos en su boca hasta que se desarrollan completamente y los libera a la vida terrestre.
El hábitat como enemigo
Ahora si nos preguntamos por qué esta adorable ranita corre peligro, la respuesta está en dos factores. Primero el cambio climático ha hecho de las suyas y ha afectado el hábitat de esta especie, además de su destrucción por intervención humana. Y en segundo lugar su propio ecosistema atenta contra ella, debido a la quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa que afecta a los anfibios debido a un particular hongo que ataca a la piel y ya ha extinguido a 90 especies.
Un estudio chileno publicado en la revista “Journal of Animal Ecology”, analizó el impacto de este hongo y el científico Andrés Valenzuela, director del estudio y presidente de la ONG “Ranita de Darwin” menciona que “La probabilidad de morir de una ranita infectada es de casi el 100%”.
El rol de las Reservas Elementales para la preservación
La Ranita de Darwin se ha convertido en un objeto de conservación en la Reserva Elemental de Melimoyu, un laboratorio natural, en donde se trabaja arduamente para su preservación. Acá a ranita no corre peligro, ya que se ha logrado eliminar este hongo en toda la reserva, además de tomarse todas las medidas de cuidado para que no vuelva a través de la acción del turismo. Además, en la Reserva también se propicia su reproducción, creando el mejor ambiente para las Ranitas y sus crías.
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