Es la gravedad del calentamiento global que ha afectado principalmente al territorio chileno en la Antártica. De allí la urgencia de políticas de mitigación para intentar conservar el que es nuestro propio refrigerador frente al aumento de las temperaturas.
Hoy se cumple un mes de la histórica ola de calor que golpea a la Antártica. Eso ha dejado al descubierto playas e incluso pasto en esta parte del mundo. Pero las consecuencias son más que preocupantes sobretodo para el territorio chileno en esta parte del mundo.
Hoy, se derriten seis veces más rápido a como lo hacían hace 30 años atrás. Ese es la conclusión para Groenlandia y la Antártica, a la que llegaron investigadores en un estudio hecho por la Universidad de Leeds.
No es fácil ilustrar la velocidad con la que se derriten los glaciares y la cantidad que se pierde de ellos en un tiempo tan corto. Por tener una idea, 145 gigatoneladas de hielo se derriten por año. Tan solo una de estas cantidades, equivale a mil millones de toneladas de hielo.
“Va a haber un cambio en todas las propiedades físicas y químicas de la columna de agua y por lo tanto un cambio en la disponibilidad de ciertos nutrientes, de PH o de temperaturas, para los organismos que han estado por millones de años adaptados a esas condiciones”, explica Gustavo Chiang, director científico de la Fundación MERI.
Si tuviéramos que graficar su tamaño, pensaríamos en los cuatro kilómetros de largo que posee el Central Park en Nueva York. A eso, casi un kilómetro de altura.
“La masa de hielo y nieve en la Antártica son sumamente bajas por no decir nula. La manera que tenemos en este momento de disminuir este efecto es tomar las medidas que recomienda el IPSCC, disminuir el impacto, disminuir el aumento de la temperatura global”, agrega el director de MERI.
Es decir, el equivalente a 145 Central Park se están perdiendo en los polos.
“Los cambios que ahí ocurran no se van a detener una vez que se echan a andar, tiene una repercusión gigantezca para todo el planeta y van a significar que los cambios que estamos introduciendo hoy en día, se mantengan por cientos y hasta miles de años más en el futuro”, señala Maisa Rojas, directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia.
El primer efecto es el aumento en el nivel del mar. Según el mismo estudio, en los últimos 25 años, este derretimiento elevó las aguas del mundo en 17,8 milímetros. Un efecto dominó dramático para toda la humanidad.
“El cambio en el nivel del mar tiene un potencial para inundar y por lo tanto para amenzar la vida. Cambios en la circulación del océano y por lo tanto cómo se distribuye el calor, la energía y los ecosistemas en el océano también, la Antártica tiene un rol fundamental ahí“, señala la directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia.
Entonces. Si la Antártica ya lleva un mes bajo una ola de calor, podríamos pensar en un invierno mucho más intenso que pudiera recuperar este deshielo, pero no necesariamente funciona así.
“Esperemos que las temperaturas bajen ahora que empieza otoño e invierno la masa de hielo, sobre todo en la Antártica, vuelva a expandirse y, ojalá, eso pueda recuperar una parte de lo que ha pasado ahora. Pero, como estábamos antes, es difícil. El hielo permanente que está ahí es el que se está derritiendo”, sostuvo Chiang.
Es la gravedad del calentamiento global que ha afectado principalmente al territorio chileno en la Antártica. De allí la urgencia de políticas de mitigación para intentar conservar el que es nuestro propio refrigerador frente al aumento de las temperaturas.
Fuente: CHV Noticias