Patricia Morales Errázuriz – Gerenta General Filantropía Cortés Solari
El océano es el motor del planeta. A nivel ambiental, genera casi la mitad del oxígeno que respiramos, a la vez que es un regulador climático que absorbe no solo calor, sino que alrededor del 30% del CO2 liberado por el ser humano, transformándose en un mitigador natural esencial para combatir el cambio climático. En términos económicos, más del 50% del PIB mundial depende del océano.
La evidencia abunda sobre los denominados servicios ecosistémicos marinos y la urgencia de conservarlos. Sin embargo, pareciera ser que la evidencia científica no logra coincidir con el sentido común de los tomadores de decisión.
Cada COP abre una nueva oportunidad para que el océano sea el espacio de sostenibilidad que está llamado a ser. Sin duda que el cumplimiento del compromiso de convertir el 30% del océano en áreas marinas protegidas para el 2030, es un hito fundamental. Pero no basta con esto. Es clave avanzar en el desarrollo y monitoreo de éstas, la necesaria regulación de la velocidad del tráfico marítimo para evitar colisiones con ballenas, el avance de la economía azul, una conservación multidimensional y una educación ambiental como derecho garantizado.
Esto solo es posible en la medida que las agendas sean colaborativas y convoquen al sector público, privado y sociedad civil. El tiempo apremia, los ecosistemas no aguantan
y somos parte de ellos.
Fuente: La Tercera
