Las plantas transforman el carbono inorgánico proveniente del CO2 de la atmosfera a carbono orgánico por medio de la fotosíntesis y destinan esta reserva de carbono a una variedad de procesos que van desde el crecimiento vegetativo, crecimiento reproductivo, la generación de compuestos de defensa contra patógenos, así como también, complejos mecanismos de tolerancia a condiciones ambientales extremas. Sin embargo, la adaptación e implementación de estos mecanismos de tolerancia a condiciones extremas representa un alto costo en términos de recursos, por lo cual la planta debe compensar este uso entre el desarrollo de la planta y su resiliencia al estrés ambiental.
Las plantas extremófilas son aquellas que no presentan este patrón típico entre la tolerancia al estrés, su desarrollo y productividad fotosintética (especies atípicas). Estas especies son excelentes modelos para estudiar mecanismos de tolerancia a estrés abióticos (sequía, bajas temperaturas, alta salinidad del suelo, entre otras). Las adaptaciones al estrés abiótico que presentan las plantas extremófilas involucran cambios en sus patrones de expresión génica, rutas metabólicas y síntesis de metabolitos secundarios, que le confieren la resistencia a las condiciones ambientales.
Utilizando herramientas moleculares y modelos celulares, el foco de esta línea de trabajo busca identificar nuevas funciones de estos metabolitos secundarios con respecto a la actividad biológica beneficiosa para la salud humana.