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[Columna – El Mostrador] Cierre del mirador de cóndores

Por Eduardo Pavéz G.

Hace algunas décadas hubiese sido inconcebible una imagen como la que se viralizó hace algunos meses, en la que se veía a un cóndor al borde de un risco y a cientos de personas mirándolo e intentando una fotografía a corta distancia en el llamado “Mirador de cóndores”, en el Cajón del Maipo. Hace veinte años atrás, muy probablemente ese cóndor hubiese sido cazado y hoy estaría embalsamado.

La imagen captada en el Mirador de cóndores, lejos de causarnos espanto, como mucha gente lo expresó en las redes sociales, en realidad debiera transmitir esperanza. Ella refleja un cambio radical en la forma en que la sociedad se relaciona con la naturaleza. En ella se ve a cientos de personas fascinadas e intentando obtener una imagen de un ave que consideran hermosa y de un momento que sienten como único. Sin duda que no es conveniente la aproximación extrema, ni para el cóndor, ni para las personas que se exponen a riesgosas maniobras al borde del abismo. Pero ese tipo de problemas tiene fácil solución, y ello se podría haber resuelto hace meses, incluso antes de la polémica que despertó aquella famosa fotografía.

La imagen del cóndor es una herramienta única para educar en la relación con la naturaleza. Así lo hemos constatado claramente en nuestro trabajo en el Proyecto Manku, en la que organizaciones como Fundación MERI, AvesChile, Rewilding Chile, el Zoológica Nacional, en colaboración con el SAG y CONAF, “usamos” la imagen del cóndor como un efectivo embajador del mensaje de conservación de la naturaleza. Por ello nos parece que la decisión de cerrar el Mirador es errada, y resulta urgente su apertura bajo un plan de manejo que garantice su cuidado y adecuado aprovechamiento con fines educativos y de esparcimiento.

El Mirador de cóndores representa una oportunidad única, un espacio que pertenece a todos los chilenos, y cuyas puertas debiesen estar abiertas a la brevedad, como las grandes alas del cóndor, para el esparcimiento responsable y como un lugar donde se cultive el respeto a la naturaleza. No es necesario ir a las Torres del Paine para ver lo que podemos ver aquí. A pasos de la megápolis tenemos un lugar único en el mundo, un paisaje grandioso coronado de cóndores.

Fuente: El Mostrador

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