En Chile habitan tres de las seis especies de flamenco existentes en el mundo: de James, chileno y andino. Y es esta última especie la que cuenta con la población más baja de los tres: solo 40 mil aves a nivel global y 19 mil habitan en nuestro país.
Éstas se alimentan y se reproducen en los salares del norte del país bajo la constante amenaza e impacto negativo en la biodiversidad de la zona de la actividad extractiva del litio, el cambio climático y el turismo no regulado.
Por eso el Zoológico Nacional de Parquemet junto a Fundación MERI desarrollaron, durante una semana, diversas actividades en los alrededores de la Reserva Elemental Puribeter y en escuelas municipales de San Pedro de Atacama, como acciones concretas para sensibilizar y promover la conservación del flamenco andino.
Los equipos de investigadores de ambas instituciones realizaron una expedición científica en la Reserva Nacional Los Flamencos en el salar Chaxa, ubicado en San Pedro de Atacama, en donde instalaron mochilas GPS a cuatro flamencos. Se trata de transmisores de 30 gramos, de un tamaño que no supera el de una caja de fósforo, por lo que no afecta la estabilidad del vuelo de las aves.
Esto permite monitorear sus movimientos migratorios; generar catastros y analizar el uso e interacción con su hábitat, junto con el impacto que tienen en su comportamiento las amenazas externas, tales como la minería, el turismo no regulado y el cambio climático.
Esta iniciativa científica es parte del programa SAFE – Andean Highland Flamingo Salvemos a los Animales de la Extinción- Flamencos altoandinos en español), liderada por el Zoológico Nacional y apoyada por las organizaciones internacionales, Zoo Conservation Outreach Group (ZCOG) y la Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios (AZA en inglés), para fomentar la conservación de la población de los flamencos andinos, chilenos y de James en América del Sur.
El Programa de Conservación de Flamenco Andino comenzó en 2004 y en 2016 se instalaron los primeros transmisores satelitales. En total fueron 9 instalados en el Salar de Surire y en la Reserva Nacional Los Flamencos. Esta tecnología permitió conocer los patrones de vuelo de estas aves.
Por ejemplo, uno de los resultados arrojó que en un día un flamenco de James puede desplazarse de 400 a 500 kilómetros entre las grandes lagunas altiplánicas. Estas conductas estarían determinadas por factores como condiciones ambientales con regímenes de viento favorables, búsqueda de sitios de alimentación y refugio, y por la presencia de pequeños humedales a lo largo de sus rutas para el caso de largos desplazamientos.
Guillermo Cubillos, encargado de Educación e Investigación para la Conservación del Zoológico Nacional de Parquemet, explicó que este año seguirán con los transmisores satelitales, pero en la Reserva Nacional los Flamencos.
“La idea es monitorear estos patrones de movimiento para saber cómo utilizan el ambiente y a través de esa información, desarrollar estrategias de conservación para la especie. Eso está acompañado de un programa de educación ambiental y sensibilización a las comunidades para hacer participar a toda la gente que coexisten con estas especies en el territorio para la protección y el cuidado de nuestro patrimonio natural”, dijo el especialista.
El programa dura tres años (2021-2023) y tiene como principal objetivo determinar los patrones de movimientos, definir rutas migratorias e identificar los sitios de crianza y reproducción de los flamencos. Con esto se busca generar instancias de concientización, colaboración y participación junto a los sectores público, privado y civil.
En esa línea, los equipos de Educación Ambiental de Fundación MERI y Zoológico Nacional visitaron la Escuela Básica San Pedro de Atacama E-26, Escuela Básica de Solor y el Liceo Bicentenario Agropecuario Likan Antai para realizar talleres sobre la relevancia del flamenco para el ecosistema, sus principales amenazas y maneras en que las comunidades pueden proteger a esta y otras especies de la zona.
Amenazas
Una de las principales amenazas para estas aves es la minería de litio, mineral que está en los salares donde los flamencos se reproducen, alimentan y crían a sus polluelos. Una tonelada de litio implica extraer 400 mil litros de agua, lo cual genera el aumento de las concentraciones de sales, alterando las poblaciones de microalgas y microcrustáceos, que son la base de la alimentación de los flamencos.
Esto provoca que las aves migren en búsqueda de alimento en otros hábitats, provocando un desequilibrio en el ecosistema.
“Lo clave para la conservación es unir mundos, unir voluntades. Nos parece relevante aportar con investigación científica que permita un mejor diálogo entre el sector público, privado y sociedad civil, de manera de reducir el impacto ambiental de la actividad humana en la zona de salares y, en consecuencia, reducir las amenazas que afectan a los flamencos”, recalcó Francisca Cortés Solari, Presidenta Ejecutiva de la institución filantrópica a la que pertenece Fundación MERI.
“De esta manera contribuiremos juntos al desarrollo integral y sostenible de Chile y el mundo”, agregó.
Otra amenaza importante en el norte es el turismo no regulado, es decir, visitas turísticas sin respetar distancias de avistamiento, el acoso a las aves y polluelos con prácticas irrespetuosas para hacerlos volar (como arrojar piedras), entre otras malas prácticas. Además, el riesgo de mascotas que deambulan sin supervisión, que viven en los ecosistemas sin depender de un humano, como los perros y gatos domésticos asilvestrados. Por ejemplo, en el norte, los perros de vida libre y asilvestrados pueden atacar a los flamencos y a sus polluelos, y transmitir enfermedades.
“La educación ambiental es un componente fundamental de la conservación efectiva. Los talleres implementados, son instancias de intercambio de saberes. Por lo tanto, a la vez que compartimos información científica, aprendemos a partir de los saberes locales de operadores turísticos y de niños, niñas y jóvenes, y conjuntamente intercambiamos experiencias y sentires. Siempre debemos tener en cuenta que todos podemos aportar a la conservación del lugar que co-habitamos”, explicó Gloria Howes, directora de Educación ambiental de Fundación MERI.
Recomendaciones
¿Cómo proteger a los flamencos? Cinco recomendaciones para ser parte activa de la conservación de estas especies son:
- Evita el consumo excesivo de aparatos electrónicos y cuida sus baterías, así ayudas a extraer menos litio y proteges los salares que habitan los flamencos.
- Mantén a tus mascotas siempre bajo supervisión, así proteges a los flamencos y fauna nativa. Tener mascotas significa ser responsables y cuidarlas durante toda su vida.
- Respeta y observa desde lejos a los flamencos para no asustarlos. Recuerda ser buen visitante en la naturaleza: observa, conoce, aprende y sorpréndete siempre con respeto hacia todos los seres vivos.
- Rechaza envases plásticos. Reutiliza, recicla, haz compostaje y todo lo posible por producir menos basura. ¡La naturaleza te lo agradecerá!
- Participa en tu comunidad y crea acciones personales o grupales para cuidar los humedales y ecosistemas de tu territorio.
Fuente: El Mostrador