Fueron más de 10 días de trabajo, casi sin descanso, y no fue sencillo para Sonia Español Jiménez, científica española que lidera la investigación en grandes cetáceos de Fundación MERI. La investigadora fue la responsable del complejo proceso de trasladar el cuerpo de un Zifio, un odontoceto muy difícil de avistar, desde Caleta Tortel donde varó, hasta su lugar de entierro. Aquí relata su apasionante experiencia.
De repente, teníamos un Zifio a cargo
El 20 de marzo recibí un mensaje de un colega veterinario con una foto de un extraño animal marino que se encontraba en la costa de Caleta Tortel, en la región de Aysén. La comunidad de Tortel estaba intentando devolverlo al agua, pero la marea lo devolvía a la costa.
Apenas veo la foto me doy cuenta que es un Zifio, un animal muy poco frecuente de avistar, y sobre el que hay muy poca información. Lo normal es que esté en aguas muy profundas, oceánicas, por lo que verlo vivo en una bahía de aguas poco profundas como es Tortel, era difícil de comprender. ¿Cuánto tiempo llevaría ahí? ¿qué hacía en esa pequeña caleta?
Dos o tres horas después, vuelvo a recibir un llamado de mi colega. Sin embargo, esta vez con la noticia de que el animal había muerto. Me cuenta que la primera reacción de
En ese momento, comienza a gestarse lo que sería un enorme desafío para todo el equipo de Fundación MERI y de todos quienes colaboraron en esta misión.
Nuestra primera acción fue conversar con las autoridades locales de Sernapesca, para consultar si se haría una necropsia del animal. Lo ameritaba, puesto que hay muy poca información de esta especie. Sin embargo, lo remoto del lugar dificulta la posibilidad de disponer – con la rapidez requerida – de un equipo científico que realizará una necropsia en terreno.
Aparentemente el animal sería enterrado en el lugar, sin mayor estudio científico para conocer más sobre la especie y sobre las posibles causas de su muerte. Estimábamos que era una oportunidad única para estudiar más a esta especie, pero que las dificultades logísticas impedirían hacerlo.
¿Y si lo hacemos nosotros? ¿Nosotros quiénes?, preguntan en el equipo MERI. Nuestra oficina se revoluciona y comenzamos a pensar en los pro y contra, en las dificultades, ¿seremos capaces de hacernos cargo de este animal para hacer una investigación con los mejores estándares posibles?
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