Recientemente científicos han descubierto que las grandes ballenas comen 3 veces más de lo que se pensaba, un descubrimiento importante para la salud de los océanos.
Un estudio, publicado en la revista Nature, explica porqué la muerte de las ballenas es catastrófico para el ecosistema marino.
Durante años se pensó lo incorrecto
De 1900 a 1970, la caza industrial de ballenas acabó con alrededor de 1,5 millones de ejemplares alrededor de la Antártida.
«Las especies de ballenas más grandes del planeta fueron cazadas sistemáticamente, lo que en muchos casos redujo en más de un 70% su abundancia», explicó Nicholas Pyenson, autor del estudio y curador de mamíferos marinos fósiles en la Institución Smithsonian.
Los científicos de los 70’s habían asumido que al haber menos ballenas, las poblaciones de krill y peces incrementarían pero eso no fue así, ya que el ecosistema nunca se recuperó y el krill disminuyó.
Las ballenas entregan mucha más comida de lo que se pensaba
Se realizó un estudio para investigar cómo se alimentaban las ballenas, en donde a través de sensores que les colocaban a los cetáceos, podían ver cuando estos se alimentaban de peces y krill. Usando esta tecnología, los científicos encontraron que las ballenas comían tres o más veces la cantidad que se pensaba anteriormente. Eso significa que las ballenas producen mucho más excremento de lo que se creía, un hecho que explica la gravedad del daño ambiental cuando fueron cazadas, ya que el excremento de las ballenas es rico en hierro y es esencial para la aparición del fitoplancton y pequeñas algas que, a su vez, sirven de alimento para el krill que es el principal alimento de las ballenas . Por lo tanto si las ballenas mueren este hierro que producen a través de su excremento, cae al fondo del océano, abandonando efectivamente el ecosistema.
Este novedoso estudio releva el rol de los cetáceos en los océanos y como protegerlos es clave para la salud del ecosistema marino, en donde si bien se cree que la caza de ballenas es la principal responsable de que las poblaciones no se recuperen, la realidad es que su impacto no es tan grande como lo es la pesca industrial en donde quedan atrapas en las redes o las colisiones con las embarcaciones.
Aquí es donde entran grandes iniciativas como The Blue BOAT Initiative, implementado por Fundación MERI y el Ministerio de Medio Ambiente cobran sentido al velar por el cuidado de los cetáceos a través de una red de boyas inteligentes que con un sistema de hidrófonos detecta la presencia de las ballenas y alerta a las embarcaciones para evitar las colisiones y a la vez estas boyas incluyen sensores oceanográficos que permiten monitorear los océanos para investigar su evolución ante el calentamiento global.
Conoce más sobre esta iniciativa en fundacionmeri.cl/theblueboatinitiative
Fuente: Nature