Por: Sonia Español Jiménez
Rachel Carson fue una bióloga marina, amante de los océanos, ambientalista, conservacionista y reconocida científica estadounidense que inauguró el ecologismo moderno. Nacida en 1907, fue tildada de comunista, fanática de la naturaleza y hasta solterona, mientras investigaba los efectos nocivos de los pesticidas en el medioambiente, los que finalmente fueron desarrollados en su obra más importante: Una primavera silenciosa, que condujo a la prohibición del DDT y otros pesticidas usados en Estados Unidos en décadas pasadas.
Su contribución a la conciencia ambiental es innegable. A poco de haberse cumplido un nuevo aniversario del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es importante recordar la labor de aquellas mujeres que, como Carson, pasaron a la historia por sus aportes científicos no sin antes librar su propia batalla.
En efecto, y por demasiadas décadas ya, la sociedad se ha caracterizado por una muy escasa participación de las mujeres en áreas esenciales a la conservación, como lo son las ciencias y el derecho medioambiental, entre otros.
Si bien muchas cosas han cambiado en el mundo desde los aportes de Carson, lo cierto es que la baja participación de la mujer en estos campos sigue siendo una realidad. En el caso de Chile, las mujeres representan sólo el 32 % de la participación en ciencia y tecnología, según datos de la Unesco.
Los prejuicios y los estereotipos de género de larga data alejaron durante mucho tiempo a las niñas y las mujeres de los campos relacionados con la ciencia. En este sentido, la paridad de género sólo será posible en la medida que rompamos con esos antiguos paradigmas.
Avanzar en paridad de género significa crear una nueva realidad desde la niñez. En esta línea, la educación ambiental invita a investigar, descubrir, jugar, crear y soñar, estimulando la equitativa participación de niños y niñas. Esta apertura de mundos con múltiples posibilidades puede significar que tengamos más Carson en el futuro.
Hoy, el desafío ambiental es inmensurable y las mujeres están llamadas a cumplir un rol protagónico desde su particular conciencia y forma de ver la vida. Es tarea de todos que eso sea posible.
Fuente: El Mostrador