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[El Mercurio] Red de boyas inteligentes monitoreará a las ballenas para evitar colisiones con barcos

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Lanzamiento

El proyecto se presentará en el marco de un webinar sobre el Día de los Océanos que se desarrolla hoy, entre las 10 y 12 horas. Las inscripciones están disponibles en https://tinyurl.com/yaxgveur.

Como la caza se ha reducido, las colisiones con barcos son la principal amenaza que enfrentan las ballenas hoy.

El sonido emitido por las naves está en la misma frecuencia que la de los cantos de estos animales, por lo que altera sus comunicaciones. Además, la velocidad a la que se mueven las embarcaciones hace improbable que el animal alcance a desplazarse antes de un choque.

Para proteger a estos mamíferos, el Ministerio de Medio Ambiente y Fundación Meri de Filantropía Cortés Solari desarrollaron el proyecto Blue Boat Initiative, un avanzado sistema de alerta temprana que, por medio de boyas inteligentes, entregará información a las embarcaciones sobre la presencia cercana de estos animales para evitar colisiones.

Conservación

Las primeras seis boyas de una red que se espera comprenda varias decenas se instalarán como piloto en la zona del golfo de Corcovado y el entorno de la isla de Chiloé a partir de fines de este año o principios del próximo según evolucione la pandemia. “Es un área conocida por ser de alto valor biológico ya que es donde más se agrupan las ballenas azules a alimentarse en todo el Hemisferio Sur. Y no solo ellas, sino también hay un alto porcentaje de otras especies como la jorobada, sei y franca austral”, destaca la bióloga marina Sonia Español, directora del área de cetáceos de la fundación.

“Esto es un esfuerzo de conservación marina, pero también de potenciar la relevante contribución del mar al combate del cambio climático”, destaca la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt. “La conservación y el manejo sustentable de nuestro océano y su biodiversidad es fundamental para mantener sus ecosistemas únicos, algunos fundamentales para contribuir a mitigar el cambio climático a través de la absorción de calor y la captura de carbono o blue carbon”.

En el caso de las ballenas, el economista del FMI Ralph Chami ha calculado que, durante su vida, cada una puede capturar 33 toneladas de CO2, es decir, 1.500 veces más que un árbol. Si además se suma el aporte de estos animales como generadores de nutrientes (a partir de su orina y fecas) que favorecen la ploriferación de otras especies, incluyendo algunas de interés pesquero, y los beneficios derivados del turismo, la pérdida de cada ejemplar, que puede vivir hasta casi un siglo, equivale a US$ 2 millones, lo que hace imperativa su conservación,

“Al mantener un monitoreo de las ballenas de Corcovado, en el largo plazo se podrá contar con información de sus poblaciones y ayudará a su cuantificación como patrimonio económico y aporte para la conservación del planeta”, destaca Patricia Morales, gerenta general de Filantropía Cortés Solari, quien detalla que el proyecto implica una inversión de 5 millones de dólares por la alta tecnología que representa, que serán cofinanciados por la fundación y otros socios estratégicos.

Destaca que la idea es que las primeras seis boyas queden habilitadas durante el próximo verano y que el sistema comenzará a funcionar inmediatamente después de que el equipo sea emplazado.

Los datos de la ubicación de las ballenas se recibirán en tiempo real, pero además las boyas llevarán registros de tipo oceanográficos de variables como temperatura del mar, concentración de oxígeno, nutrientes y acidez, que ayudarán a manejar información sobre variaciones en el mar a la luz del cambio climático.

El proyecto fue diseñado por Sonia Español, quien hizo su tesis doctoral en el golfo Corcovado sobre las comunicaciones de las ballenas jorobadas y cómo se ven afectadas por el tráfico marítimo. Su trabajo en el tema la llevó también a desarrollar junto con la Dirección de Territorio Marítimo (Directemar) de la Armada un instructivo sobre las medidas que las embarcaciones deben adoptar al navegar por el golfo para reducir las colisiones, lo que principalmente pasa por una disminución de la velocidad.

De hecho, la idea es que la información de las boyas llegue primero a las estaciones costeras de la Directemar que a su vez se comunicará con las embarcaciones para que reduzcan su marcha.

Español destaca que en el futuro esta misma tecnología de boyas podría servir para detectar la presencia de embarcaciones no autorizadas dentro de áreas marinas protegidas.

La investigadora espera que luego de cubrir la zona sur, la red pueda incorporar paulatinamente otros puntos importantes de la ruta de las ballenas como el estrecho de Magallanes, Chañaral de Aceituno, y las costas de Antofagasta y Arica. En el largo plazo no descarta que se incorporen otros países de la costa del Pacífico a la red para cubrir la ruta de las ballenas en su totalidad.

Fuente: El Mercurio